Felipe Román, líder de la organización que agrupa a 16 sindicatos de la gran minería privada del país, asegura que las firmas se cierran a conversar teniendo en cuenta los buenos resultados.
El rechazo de los sindicatos mineros a las últimas ofertas propuestas por las empresas en el marco de las negociaciones colectivas regladas remeció al sector. Tras los resultados conocidos este fin de semana, multisindicales han mostrado su apoyo a los trabajadores, pero también se han dado el tiempo de analizar lo que está ocurriendo en medio de buenos precios del cobre y positivos resultados económicos.
Una de ellas es la Federación Minera de Chile (FMC) que agrupa a 16 sindicatos de la gran minería privada del país, contando con un universo cercano a los 8 mil socios. Para el presidente de la organización, Felipe Román, la distribución de las ganancias obtenidas por las empresas con los trabajadores es bajo.
Por esto, defiende a sus pares en medio del debate que generan los bonos millonarios en estos procesos: “Los trabajadores están rescatando una mínima fracción de las tremendas utilidades de las compañías, pero a diferencia de las compañías, nosotros inyectamos estos recursos a la economía nacional”.
– ¿Es una coincidencia tener en estos momentos tres eventuales huelgas o hay algo particular detrás de estos rechazos a las ofertas planteadas por parte de las empresas?
– Más allá de considerar una coincidencia, las empresas están corriendo las barreras. Las compañías mineras han producido y han tenido unos resultados históricos. Todas las mineras en general que han operado en el país han tenido buenos resultados económicos y eso ninguno de nosotros lo puede poner en discusión.
Adicional a esto, tenemos estos procesos de negociaciones colectivas en que las empresas se cierran a conversar teniendo en cuenta estos buenos resultados y coartando las expectativas que tenemos los trabajadores que hemos ayudado y hemos sido parte fundamental para el logro de estos buenos resultados.
– ¿Qué han podido recoger en las conversaciones con los dirigentes? Por ejemplo, Caserones, que los atañe como organización.
– Por lo que he conversado con compañeros dirigentes, principalmente con el presidente del Sindicato de Caserones, (la empresa) se ha cerrado casi en su totalidad a abordar los puntos de interés de las bases. Las huelgas no llegan porque a los sindicatos le dan las ganas, sino que las huelgas llegan porque se han acabado las conversaciones o alguna de las partes no está conforme con lo que se está discutiendo, principalmente, los trabajadores.
– ¿Hay mucha restricción por parte de la empresa a no entender que ese buen escenario también se tiene que traspasar a los trabajadores?
– Los trabajadores no están recibiendo nada adicional con lo que tienen hoy. Se están manteniendo los pisos. Los pisos de negociaciones pasadas son los que se están conversando ahora. Nosotros tampoco como trabajadores estábamos diciendo que acá hay una bonanza y queremos toda la torta para nosotros.
Principalmente, lo que nosotros queremos es que se actualicen los beneficios y los conceptos de trabajo de mes a mes, pero no se está pidiendo nada adicional. Caserones, lo que está solicitando, es que más allá de lo que tienen como piso, se pongan otros valores que van principalmente en el mes a mes. Por ejemplo, reconocimiento en los procesos productivos.
– ¿Los bonos no son suficientes por muy millonarios que sean?
– Esa es una caricatura, principalmente, con el tema de las lucas del trabajador minero. Cuando se habla de este tema, primero, lo que se transa aquí es una relación laboral a nivel colectivo cada tres o cuatro años dependiendo del instrumento colectivo de cada empresa. Entonces, si se pone sobre la mesa el término de bono de conflicto, la jornada excepcional, condiciones laborales, salud, etc, y eso se divide por tres o cuatro años, no es mucho lo que se coloca sobre la mesa para poder negociar.
Pero lo que hay que tener en cuenta principalmente es que estos recursos no se extraen de manera como lo extrae cualquier trabajador. Estamos expuestos a alturas geográficas, frío, estar lejos de la casa, jornadas de trabajo rotativas, en fin. Son temas que se transan cada cierto tiempo y que llevan consigo un sacrificio fuera de lo normal.
Otro punto que también es importante es que, a diferencia de las transnacionales, los dineros que los trabajadores rescatan -que es una mínima fracción de las tremendas utilidades que tiene la compañía- nosotros las gastamos acá en el país. Reinyectamos este dinero a la propia economía nacional a diferencia de las trasnacionales que estos recursos se los llevan para afuera empobreciendo el país y las regiones.
– ¿Cuál podría ser una lección o aprendizaje que están dejando estos procesos?
– Hay puntos de vista que deben ser tomados en la nueva Constitución que son las negociaciones ramales donde haya un piso y se respete ese piso para todos los otros trabajadores del sector minero. Es la oportunidad también para conversar de un verdadero royalty a la minería donde los excedentes, estos buenos resultados operacionales, no pedimos que nos queden para los trabajadores sino que sean distribuidos o que las empresas paguen por la extracción del cobre que tiene un beneficio para el país a través de un royalty como se está discutiendo.
– Respecto a las negociaciones colectivas pasadas. ¿Hubo algún cambio en los petitorios que hace que ahora estén desarrollando estos procesos con más complejidades?
– Caserones es una mina relativamente nueva y lo que ellos buscan prácticamente es estandarizarse con el resto de la minería. Solo se está tratando de nivelar. Caserones no está poniendo nada nuevo sobre la mesa. Lamentablemente, y este es un llamado principalmente para todos, que busquen la instancia de sindicalización para poder equiparar fuerzas. Mientras no hagamos eso, habrá esta desigualdad a la hora que el trabajador se siente a negociar con el empleador.
Fuente: Diario Financiero
Área de Comunicaciones
Sindicato de Trabajadores Collahuasi